Felicidad, que bonito nombre tienes.

¿Desde Marzo? ¿Y ya estamos en Julio?... Qué rápido pasa el tiempo cuando te lo estás pasando bien. Y que despacio cuando las cosas no van como tú desearías. O eso dicen, porque no ha sido mi caso... Ahora echo la vista atrás y no me reconozco. Ni a la yo de antes ni a la yo de ahora. Estoy en periodo de redescubrirme, y por ahora me caigo bastante bien. Casa nueva, trabajo nuevo, estado mental nuevo... hasta ropa nueva... (No, no me he vuelto una consumista empedernida, son exigencias de guión, ¡que también estreno talla!). Estoy encantada. Me dijeron una vez o leí en alguna parte, que la felicidad se va alcanzando cuanto más te pareces a la idea que tienes de tí mismo, sobre lo que quieres ser, o sobre la imagen que tienes del yo que desearías ser en ese momento. Supongo que es verdad, porque últimamente me he permitido el lujo en varias ocasiones de pensar que soy feliz. Y no es que haya alcanzado ese "yo ideal" que me imaginaba que sería. La verdad es que no tengo muy claro como era ese yo según mi yo de hace 5, 10 o 15 años. Creo que pensaba ser una viajera empedernida, vivir mil experiencias en solitario, conocer mundo y gente, adquirir conocimientos que luego pudiera aplicar en mi teatro, y al final del viaje, convertirme en la nueva Peter Brook. Pero la ruta cambió en la primera parada. Si bien es verdad que he vivido experiencias que me marcarán para toda mi vida, muchas no demasiado agradables y otras maravillosas, no he conseguido completar mi reto de darme un paseo por el globo (por ahora, que todavía no lo descarto). Pero creo que estaba equivocada, las experiencias no se viven necesariamente lejos del hogar. Son simplemente experiencias diferentes, pero ambas pueden ser igualmente enriquecedoras. A lo mejor no podré aplicar mis extensas vivencias sobre otras culturas, pero sí he conocido algunas caras del ser humano que no pensaba que iba a vivir tan de cerca. Y gracias a eso, como poco, he madurado.


He podido ver que se puede salir del agujero, se puede retomar el vuelo desde abajo. Al fin y al cabo, cuando has tocado fondo, la sensación de no tener nada que perder, hace más fácil el tomar la decisión de saltar, de arriesgar. Y aquí estoy, después de haber derramado más lágrimas de las que pensaba que podría llegar a derramar, con una amplia sonrisa, viviendo mi vida con intensidad, disfrutando de mis hijas, de las cosas sencillas del día a día, de mis amigos y amigas, incluso de mi trabajo... y del amor, pero del sincero, del que se da sin esperar nada a cambio (y que afortunadamente se ha convertido en una entrega bidireccional...). Porque es cuestión de querer ver la belleza del momento. He dejado de pensar en el futuro. Al fin y al cabo, el futuro no existe, solo hay presente. Y el presente que se muestra ante mí en este instante, es maravilloso. En ocasiones no puedo evitar preguntarme cuánto tiempo dudará esto. Pero vuelvo al pensamiento de partida: el tiempo como tal no existe, no existe un ayer o un mañana más allá de las estructuras mentales que hemos creado para poder organizar nuestras vidas. Hoy es hoy, y como dice mi madre, "Y mañana Dios dirá". No se si el dios de mi madre, o mis decisiones de ahora, voto más por esto segundo, pero pienso vivir esas decisiones, como poco, con alegría. Porque si algo tengo claro ahora mismo, más que nunca, es que "la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado en otros planes." (Jonh Lennon).

www.aurorYx.com Share/Bookmark

Comentarios