Hoy he tenido la fortuna de asistir a una previa de @tinaelmusical con mi peque, que adora los musicales, y los ha devorado siempre en formato digital. Hoy ha sido su primer musical en directo y ha vuelto a casa a tres palmos del suelo. Ya solo por eso, quedo inmensamente agradecida. Me quedo con eso y con las voces (¡Qué barbaridad! Mi reino por un cachito de eso). Como muy bien decía un compañero: la magia del musical es que te puede hacer transitar por muchos sentimientos, pero si el final te lleva a lo más alto, te vas en una nube. Tina consigue eso: gran subidón final. Y no diré nada más, porque sólo por haber hecho un poquito más feliz a mi cachorrita, les perdonaré cualquier tropiezo. Y olé el derroche de energía de la actriz principal, que si no me equivoco ha sido Astrid Jones. Bárbara. Entiendo que la vida de ésta mujer va mucho más allá de lo que presentan, y ya lo que hemos visto es impresionante. No la conocía. Me ha alucinado siempre su poderío, pero no puedo decir que haya sido una fan. Hoy ya somos dos fans más. Qué grande. Y lo mejor de todo: nunca fue demasiado tarde para ella. Su primera firma importante fue pasados los 40. Nadie se imagina el chute de optimismo que me ha dado conocer este detalle. Rompiendo tópicos, luchando contracorriente: mujer, negra, mayor, madre “soltera”…. Está claro que las barreras a veces están para tirarlas abajo. A cañonazos si hace falta. Voy a seguir su ejemplo, a ver si cargo el cañón. (en Teatro Coliseum)
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