También la felicidad depende del cristal con que se mire.


Hoy en el metro me he sentado al lado de un señor curioso. En cuanto me he sentado con las niñas a su lado, se ha levantado. Primero he pensado "Vaya, hombre, le molestamos", porque hay gente a la que no le gusta sentarse al lado de niños jugando. De reojo pude ver que sacaba una camara de fotos y le hacía fotos al mapa de metro. Que yo he pensado si no sería más facil coger un mapa en la entrada, pero bueno... Después se ha vuelto a sentar en su sitio. Qué mal pensada soy. Y que raros son estos guiris. Inmediatamente el señor ha pasado a formar parte del "mobiliario" del vagón, como el resto de los pasajeros, y me he concentrado en las peques, que con un mapa cada una, marcaban las paradas en las que estábamos o a las que íbamos, jugando y charlando entre inglés y español. Al cabo de un rato, el hombre me habla, y me pregunta si somos de aquí. Le contesto que yo sí, pero las niñas y su padre no, por eso el otro idioma. Inmediatamente me dice, en un español bastante bueno, pero claramente extranjero:
Es que me ha llamado la atención ver unas niñas tan felices. Hasta ahora no he visto ningunos niños así aquí. Todos los niños van serios, con su nintendo y esas cosas.
Me ha encantado el comentario. Tanto que no pienso comprarle a mis hijas ninguna consola portatil jamás, para que no dejen de ser felices.
Después le he preguntado que de dónde era él. Alemán. No lo he podido evitar, hacía tiempo que no practicaba lo más mínimo mi alemán. "Ah! Sie sind Deutsch! Die Kinder sind Deutsch auch!" Hemos seguido charlando hasta que ha llegado su parada, sobre la educación de los niños hoy en día, la importancia de los idiomas y de los lugares de Alemania de los que supuestamente proveníamos y del que venía él y su hija de 19 años, que lleva 11 en España y habla un perfecto español sin ningún acento.
Luego me he quedado dándole vueltas. Es curioso. Después de haber estado en Alemania, me quedó la idea del alemán reservado y frío. Y sin embargo este alemán tenía esa misma impresión de nosotros. Serios, reservados. Lo curioso es que el tipo venía de una ciudad no lejos de la nuestra, en la que hemos estado varias veces además. Una ciudad preciosa. Es decir, no es que fuera de una área diferente y pudiera deberse a algún tipo de diferencia cultural. Supongo que todo depende del cristal con que se mire. Y estoy encantada, como madre, de que mis hijas proyecten esa imagen. Doy por hecho que son felices, pero es como que te digan "Que hijo más listo tienes", cuando tú ya lo sabes: Te llena de orgullo. Sí, estoy orgullosa de que mis hijas sean felices. A pesar de todo.
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