Aprendiendo a desaprender el tiempo.


Últimamente estoy aprendiendo a valorar algo que no existe: El tiempo. Desde pequeña nos han grabado a fuego frases del tipo "no pierdas el tiempo", "aprovecha el tiempo", "el tiempo es oro".... Pero cómo se pierde o se aprovecha algo que no tienes porque no es real. No hay un ayer ni un mañana, ni siquiera hay un segundo antes o después. Solo un ahora. Y el "ahora" que ha pasado deja de existir, y el que no ha llegado, todavía no ha existido. Son solo recuerdos o elucubraciones. Es difícil de comprender cuando llevas toda tu vida planificándolo todo, desde lo más importante, tu futuro, hasta lo más simple, como el qué te pondrás de ropa al día siguiente. Y no creáis que no me cuesta creérmelo yo misma, por mucho que quiera concentrarme en disfrutar del momento, venga como venga. Ahora más que nunca tengo que planificar cada movimiento, por mis hijas, por mi trabajo, por mi vida personal y sentimental... Todo necesita estar perfectamente estructurado para no tener la sensación de ahogarme en el caos. Que contrariedad... Si quiero disfrutar del momento, todo parece tomar un ritmo arrítmico, acelerado y desestabilizador. De pronto no me salen las cuentas. De pronto me falta tiempo para terminar lo que debería estar ya terminado. De pronto olvido "el momento" para verme asfixiada por lo que parece venirse encima. Qué difícil se me hace encontrar el equilibrio. Tal vez porque ésta sociedad está especialmente creada para eso, para que no disfrutemos del momento, para que vivamos en un mañana irreal. O incluso peor: para que creamos eso que muchas veces nos han dicho de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Eso sí que me pone los pelos de punta. Cualquier tiempo pasado fue. Así, sin más. Pero como ya no es, no merece la pena darle más vueltas. De ese tiempo queda el "ahora" reflejado en experiencias de las que has aprendido, recuerdos que te hacen sonreír o ser más precavido, y sobre todo lo que eres ahora, en este preciso instante, que no es para nada lo que eras hace un instante o lo que serás un instante después. 

Y sin embargo....

Sin embargo no puedo dejar de darle vueltas a lo que ha sucedido. Mi cerebro no deja de convertir esa información en miles de posibles futuros, muchos basado en experiencias pasadas, otros basados en deseos futuros. ¿Y cómo puedo entender todo lo que está pasando a mi alrededor sin pensar en un mañana o sin compararlo con un ayer? ¿Cómo podemos mejorar este momento que vivimos sin replantearnos lo que hemos hecho y buscar alternativas a llevar a cabo? ¿Cómo poder dejar de imaginar un futuro donde se suplen las carencias de un presente? En definitiva ¿cómo vivir el momento sin que se convierta en conformismo? 

Y por otro lado ¿porqué, si hay que vivir el momento, no nos dejamos llevar por aquello que realmente queremos? ¿Porqué nos coartamos, nos refrenamos? ¿Porqué nos empeñamos en desviar nuestros sueños? ¿Porqué no dejamos que nuestro instinto o corazón o como queramos llamarlo, marque el camino? ¿Porqué nos reprimimos? .... ¿Miedo? ¿Qué sentido tiene el miedo, si el tiempo "no existe"?

Tal vez no necesito desaprender, sino reaprender. Pero tengo demasiadas dudas. Qué difícil puede llegar a ser disfrutar del momento. Agradeceré asesoramiento. Por lo pronto voy a ver si mi almohada, que es muy sabia, puede resolverme alguna duda.

Comentarios

Alicia Moreno ha dicho que…
El tiempo se puede aprovechar de muchas maneras, incluso no haciendo nada de provecho, que, de vez en cuando, hasta apetece. Yo creo que le sacas un buen partido a tu tiempo. Pero no lo pierdas pensando qué hacer con él :-P
Aurora L. Carragal ha dicho que…
El problema es que a veces no tengo claro si le saco un buen partido o lo desperdicio en cosas que tal vez no son prioritarias... Ahora, tienes muchísima razón en algo: tal vez estoy perdiendo el tiempo en pensar demasiado sobre ello. Pero tal vez si no lo pensara no aprendería a valorarlo... ¿no?