Portugal de arriba a abajo: El segundo viaje-camper familiar.

Este año hemos decidido comenzar las vacaciones preparando la Txemaneta 2.0 (El año pasado viajábamos con la 1.2, con la cama plegable y las cajas apilables). Hemos invertido muchas horas y materiales, pero ha merecido la pena. Además hemos pasado de la tienda de campaña, a la tienda de techo, y nos hemos encontrado con una preciosidad de los años 80. Este es el resultado:
Baúl con apartado de "Cocina" y tienda de techo, también llamada el "Alto A"
Ahora tenemos dos habitaciones: la de las niñas, la cama plegable que ya hicimos el año pasado, denominado por Dara "el Bajo B", y nuestra habitación con vistas al mundo, el "Alto A". El cajón que sale es la cocina, con su cocinita de gas y la palangana para recoger el agua del bidón que está debajo... Este año no da tiempo a más, así que con la Txemaneta cargada y preparada, y nuestro mapa con los Furgoperfectos preparados (puntos que son perfectos para pernoctar con furgo), arrancamos.
España desde Portugal.
Partimos de Pomar de Valdivia (Palencia), donde está nuestro taller de operaciones. De allí vamos dirección Portugal. Entramos por Miranda Do Douro
Preparando la comida.
El paisaje es espectacular. Como hemos hecho parada en Zamora para comer, llegamos con el tiempo justo de ubicarnos para la noche. Así que nos acercamos al punto más cercano del furgoperfecto, según el tom-tom (Muy útil el descargarlo, tenéis todo en el enlace): La iglesia de Sta. Catalina, un parking muy muy tranquilo por el que no pasó nadie en toda la noche. Al día siguiente paseamos por el casco antiguo de la ciudad, que es precioso, compramos algunas delicias del lugar, y volvimos a nuestro FP (furgoperfecto) para comer. Después de la comida continuamos el viaje. 
Los Celtas Cortos en directo :)
Como Txema recordaba que había un festival de música celta en Sendim, allí nos dirigimos. El pueblo es pequeñito pero acogedor, y con el tema del festival hay músicos tocando en cada tasquilla, y mucha vida por todo el pueblo, con bailes regionales incluidos. Para pasar la noche teníamos a nuestra disposición la zona de acampada gratuita para los visitantes del festival. Allí dejamos todo preparamos, y regresamos a la fiesta. Por la noche una comparsa de gaiteros nos lleva hasta el recinto de conciertos. Como tocan los Celtas Cortos, y a los cuatro nos gustan, decidimos quedarnos: ¡El primer festival de las enanas! Lo pasamos genial... Una vez agotadas las inagotables energías de las enanas, nos vamos a dormir... Y nada más llegar a la Txemaneta, ¡menudo chaparrón! Pasamos un pequeño momento de tensión al ver que nuestra tiendita no era tan "acuática" como esperábamos, pero todo quedó en unas gotas que se abrieron paso (y aprendimos la lección: impermeabilizar antes de viajar). 
Despliegue de medios en el camping.
A la mañana siguiente recogimos todo, desayunamos en el pueblo, y nos pusimos de nuevo en ruta, pasando por Vila Real para llegar a nuestra próxima parada: (O)Porto
Porto.
Después de valorar el quedarnos en el parking de un parque central, o en un parking de playa, dimos con el camping Salgueiros, en la zona de Vila Nova de Gaia, y nos pareció tan económico (25 euros por 2 adultos y 2 niñas, con el coche-camping, por 3 días...), que decidimos quedarnos allí por unos días, y ver Oporto con tranquilidad. El camping no tiene instalaciones supermodernas, pero tiene todo lo necesario, muy limpio, y los campistas vecinos eran un encanto! (Hasta nos recogieron la ropa tendida para que no se humedeciera con el rocío del anochecer!). 
Y de Oporto, qué voy a decir que no se cuente en las guías... Es precioso y merece mucho la pena. Incluso el viajar en autobús al camping fue toda una aventura (¡qué velocidad por unas calles tan estrechas! Yo pasé un tanto de miedo pero Dara, la pequeña, no paraba de reír como si estuviera en el parque de atracciones...). También hicimos sesión de playa, que aunque las olas eran increíbles, y el mar tiraba demasiado como para que nos metiéramos, las niñas disfrutaron mucho escapando de ellas y jugando en la arena.
Un intento de baño antes de cenar.
Una vez repuesta la ropa y las fuerzas, decidimos continuar, con la pena de las enanas, que habían hecho amiguitas portuguesas en el camping... Pasamos por Aveiro, el pueblo de los canales, la Venezia portuquesa, le llaman. Muy bonito de ver, pero la noche la pasamos en el FP de la Praia da Mira, un lugar tranquilo, que hubiera pasado sin más pena ni gloria, de no ser por una pareja que conocimos en el parking, que nos acompañaron en la velada, con los que compartimos experiencias, vino y música. Al día siguiente pasamos por Cantanhede donde paramos a reponer comida y agua, y seguimos hasta el siguiente punto: Coimbra.
Nos quedamos en el área de Autocaravanas, que era gratuito y estaba perfectamente acondicionado, con agua y baños cerca del río donde te podías bañar también. Habría sido un sitio perfecto si no hubiera sido por el pequeño problema con las hormigas, que decidieron visitar nuestra tiendita mientras dormíamos (¡cómo llegaron tan arriba!). Bueno, también porque somos más de campo, y tener el sonido de los coches y las luces de las farolas toda la noche, no nos va demasiado... Pero insisto en que el sitio es estupendo. Y la ciudad es increíblemente bonita. Nos hicimos con un mapa turístico y vimos todo lo que nos permitieron nuestras piernas en un día. Mereció la pena sin duda.
Al día siguiente nos acercamos a visitar las ruinas romanas de Conímbriga, y nos dejaron realmente impresionados a los cuatro. Otra parada que merece la pena. Además no había casi gente, y se podía visitar con calma y sin ruido, que es como nos gusta disfrutar de estos rincones, jugando a imaginarnos que viajamos atrás en el tiempo...
¡Qué relajante es ducharse con calma!
Continuando el viaje, llegamos a Nazaré, donde teníamos toda la intención de quedarnos a pernoctar, pero la masificación de gente nos echó bastante para atrás, la vimos un poco desde la furgo, y continuamos la ruta, en busca de algo más tranquilo. Así llegamos a lo que me pareció el furgoperfecto del verano: la praia do Salgado (en S. Marinho), muy cerca al sur de Nazaré.
Óbidos desde la muralla.
El parking está justo a pie de playa, es muy tranquilo, con un bar-restaurante para tomar algo antes de ir a dormir, y con unos baños con duchas individuales, que casi hacen que se me salten las lágrimas por poder ducharme y recrearme un rato bajo el agua, sin preocuparme por racionar bien los 20 litros de nuestra ducha solar...
Siguiendo la ruta hacia el sur, llegamos a Óbidos, un pequeño pueblo blanco, lleno de turistas, pero muy bonito, donde pasamos la mañana y comimos (de vez en cuando sienta bien sentarse en un restaurante y que por una vez no tengas que desmontar todo el chiringuito para comer...). A la tarde ya nos dirigimos rumbo a Lisboa, donde nos esperaba una buena amiga que nos acogería durante un par de días (¡ropa limpia y ducha caliente!).
A la mañana siguiente nos fuimos a visitar Sintra, una ciudad espectacular, con unos palacios increíbles. Disfrutamos especialmente de la Quinta da Regaleira y su inmenso jardín, lleno de rutas y sorpresas. Para las niñas fue como entrar en el país de Alicia.
Plaza del Rossio, Lisboa.
Los dos días siguientes fueron para Lisboa. Los pasteles de Belem se han convertido en uno de mis vicios desde esta visita. Hicimos como siempre: coger el mapa de la ciudad del punto turístico y seguir la ruta que pasase por la mayoría de monumentos posibles, siempre con la maravillosa compañía y ayuda de nuestra amiga portuguesa.
Ferry Setúbal-Tróia
Pero la ruta hacia el sur no había terminado, y aunque su hospitalidad es impagable, y Lisboa está lleno de maravillosos rincones, seguimos con nuestra furgo-aventura.
Cangrejito de la Lagoa de Sto. Andre
En Setúbal cogimos el Ferry, por aquello de que las niñas cogieran un barco, y por descansar de carretera. Además los precios son bastante módicos. En Comporta descansamos para tomar unos helados, y localizamos nuestro siguiente punto de descanso cerca del Lagoa de Sto. Andre, en Sesmarías.
Al día siguiente era obligatorio pasárselo a remojo, que ya teníamos ganas, porque con tanto oleaje no habíamos tomado valor suficiente para mojarnos más allá de la cintura... Además de darnos un buen baño, las niñas los pasaron en grande buscando pequeños cangrejos en la laguna.
Zambujeira do Mar, Odemira.
Ya que nuestro plan era llegar a Huelva en unos días, tuvimos que bajar saltándonos unos cuantos puntos recomendables (como el Cabo de Sines), y fuimos a asentar campamento en la Praia Zambujeira do Mar, cerca de Odemira, un lugar precioso rodeado de mar. La playa, a la que bajamos al día siguiente, está bajando un camino, no es muy grande, pero tampoco hay mucha gente, y tiene una pequeña zona nudista separada por unas rocas para disfrutar de mayor privacidad. Muy recomendable.
Cabo de San Vicente
Al día siguiente paramos en Odeceixe para comer pescado. A pesar de que el lugar es bastante turístico, los precios son bastante populares y la comida está increíblemente rica.  Con los estómagos llenos bajamos, parando Cabo de San Vicente, con sus vistas impresionantes, y de ahí a Sagres, donde pretendíamos pasar noche. Buscando un FP acabamos metiéndonos en arena de playa donde nos quedamos atascados. Después de un rato quitando tierra y empujando, a lo lejos apareció un motorista que acudió a nuestra llamada. También nos ayudó a empujar y quitar tierra, sin éxito, así que decidió ir con la moto a buscar ayuda. Finalmente regresó con un 4x4, que nos ancló y sacó. Cuando le comenté lo bien preparado que estaba para estos rescates, respondió que no eramos los primeros españoles que sacaba de allí...
Faro
Con toda la historia, se nos hizo tarde, y estábamos llenos de tierra, así que decidimos buscar un camping. Unos alemanes nos indicaron uno en las afueras, el sitio no lo recuerdo exactamente, pero resultó ser un escenario ideal para una película de Zombies de Serie B... Estaba abierto, pero no había nadie por ningún lado, ni oficinas, ni gente, ni luces.... Todas las tiendas y coches estaban totalmente apagados, sin movimiento (y no era tan tarde). Nos dió un rollo tan raro que decidimos buscar otro. Así encontramos el de Quinta do Carriços, que nos pareció un poco caro, además de que cobraban por cada ducha (iba a monedas... no lo habíamos visto antes... ¡qué ruin!).
Al día siguiente comimos en Albufeira y merendamos en Faro, y decidimos pasar nuestra última noche de camperos en el puerto de Tavira, un precioso pueblito pesquero, y un sitio muy cómodo para pernoctar, sino fuera por el grupo de adolescentes españoles que estaban de botellón con la música del coche a todo volumen...
Fin de la ruta portuguesa...
Al día siguiente llegamos a Huelva, y para cerrar un maravilloso viaje, pasamos unos días con la familia de Moguer, que resultó ser también una localidad preciosa con unas playas estupendas y calmadas, que las niñas agradecieron enormemente...
primero en la playa de Amador (punto imprescindible para surferos y preciosísima playa), al
Y con mucho recorrido y más aprendido, regresamos a Madrid con la firme intención de que el verano que viene sería mejor, y muchas ideas para mejorar la Txemaneta. El 2.1 está en proceso...


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