Día 12. Hoy caigo en la cuenta del tute que le he dado a mí palestino rosa al ver esta foto. Me lo regaló @soymen78 , mi amiga del alma desde los 6 años cuando teníamos 14, y sigue conmigo acompañándome a cada salida invernal a la montaña. Es maravilloso que los bonitos recuerdos de la gente que quieres te acompañen siempre. Es con lo que nos tenemos que quedar. Ayer tuve chequeo médico. Lo primero: estoy fenomenal. El caso es que estaba algo preocupada por un leve dolor de pecho que no terminaba de irse, que ha resultado ser ansiedad. La doctora fue muy amable y me explicó que esto no es más que una gripe. El problema al que nos enfrentamos es otro, es el de la saturación y falta de personal, etc, pero eso ya lo habéis leído, no me contó nada que por desgracia no sepamos ya. Me recomendó relajarme y que siguiera mi vida sin hacer demasiado caso a los catastrofismos. “Eso sí, tú con mascarilla y guantes, distancia de seguridad, y sin tocarte la cara”. Le expliqué mi última semana y me dijo que lo estaba haciendo bien. Esa es la opinión que me quedo, la de una profesional. Y de pronto se me quitó el peso de la inconsciente responsabilidad que me había asignado, de muchos contagiados, y que llevaba en el pecho desde hace unos días… He hablado de esto con dos queridísimas amigas, en mi reflexión sobre todo esto, que conocen mis circunstancias y me conocen a mí, y voy a seguir su consejo: suelto el peso negativo, que no me aporta nada, y me agarro a lo bonito, que es más liviano de cargar, de hecho ayuda a subir esta cuesta arriba. Me enrosco al cuello mi palestino rosa, y cuando llegue a la cumbre, cogeré aire sin peso en el pecho, y podré disfrutar de haber llegado. Y de las vistazas.
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