Día 6. Basta de lamentaciones: es hora de luchar! (Perdonad, es que acabamos de vernos una versión china sobre Mulán del 2009, y me he venido arriba). Me encuentro perfectamente, y con mucha energía que quemar de nuevo. Lo cierto es que hoy he sentido que me faltaban unos motivos de guerra en la cara cuando he salido a comprar (que me ha tocado a mí porque somos 4 bocas que alimentar y la neverita da para poco almacenaje; y como a las muchachas no me las dejan salir solas -que buen apaño hubieran hecho-, he tenido que salir yo). La sensación ha sido impactante. Como anoche, pero más, porque era mediodía y se espera movimiento. Dos autobuses vacíos, tres furgos y un coche de policía. Al llegar a la zona de comercios he empezado a ver vida. Y algunas miradas inquietas e incrédulas. Supongo que como la mía. Comprar ha sido una gimkana. Cuando me he quitado los guantes de goma chorreaba sudor. Me lo he tomado como mi sesión de deporte del día. Y luego al llevar la compra a casa de mis padres, ahí sí que me he sentido una fugitiva. Es una imagen triste pasar al lado de parques cerrados y sin vida. He capeado la soledad del paseo hablando por teléfono con amigas. Os quiero más… El portero de mis padres no me ha saludado, solo me ha mirado fijamente, ha sonreído tras la máscara, y se ha encogido de hombros. He dejado la compra en el ascensor. He esperado el ascensor de vuelta con un caldo y unos regalitos para las niñas que guardaría de hace días. Y me he vuelto a casa. He saludado a unos niños en una ventana. Y he llegado a casa sin aire. Qué duras deben ser las guerras. No me amenazaba nadie más que mi propia responsabilidad de no acercarme a nadie en metros. Cumplirlo ha sido agotador aún estando la calle vacía. “Nuestros abuelos y abuelas huían de la guerra, nosotros solo tenemos que quedarnos en casa”. No imagino la dureza de esa situación. Debemos recoger el coraje de nuestros mayores, que pasaron por todo eso y más, y estar a la altura. Esta peculiar batalla va por nuestra gente mayor. Ya les estamos fallando a muchos, tristemente. Por favor, dibujáos vuestras pinturas de guerra en el rostro…. que la batalla va a ser larga, pero la tenemos que ganar.
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