Día 27. Todos teníamos planes. Y más para estas fechas. Pero nos tocó hacer otros planes. Los contraplanes. Yo al menos intento hacer planes que nos ayuden a mantener cierta normalidad. Planes conjuntos y planes personales. Tengo hasta una lista de cosas que hacer que voy tachando. Pero a veces los contraplanes también se vienen abajo. Cuando implican a varios, basta que uno no reme a favor para que todo se vaya a pique. Y si lo que se hunde era algo en lo que habías puesto cierta ilusión y trabajo, pues te duele especialmente, ya no que se venga abajo, sino simplemente la falta de implicación del equipo. Pero, dadas las circunstancias, ¿se le puede echar en cara a alguien que no tenga ganas de remar a favor, o simplemente de remar en absoluto? Hoy yo he decidido dejar de remar en absoluto. He decidido buscar mi propio rincón. He decidido dejar de ceder. Por suerte, aquí ya todo el mundo sabe nadar sólo. Trabajar en cosas mecánicas me ayuda. Así que hoy he tachado varias cosas de la lista. Menos una, que no podía hacer sola, y la he tenido que borrar directamente. Así que hoy estoy cabreada. Era la única cosa en mi lista que necesitaba hacer en equipo. Y ahora parece ser que solo aislada consigo remar a mi propio favor. Triste conclusión la de hoy. Os mando saludos desde mi lugar de vacaciones.
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