No es desconocido entre las personas que me conocen que soy una...



No es desconocido entre las personas que me conocen que soy una amante incondicional del Norte de España. Desde mi adorada Galicia, hasta Catalunya entera, pasando por cada una de las provincias que las separan. Pero hay un rincón que no suena tanto como la Cantabria Infinita, como los Picos de Europa, o el Valle de Ordesa, y que tiene rincones maravillosos que nada deben envidiar a sus vecinas norteñas: la montaña palentina y sus alrededores. Siento que es un lugar privilegiado, que estás a un tiro de piedra de tantos lugares increíbles e interesantes, que año tras año no termino de descubrir nuevos rincones mágicos. Hoy ha tocado un par de los interesantes: el Canal de Castilla, y la Ermita rupestre de San Justo y Pastor. El primero ha sido una visita sobre todo divertida, por tener que cruzar con la maroma de una orilla a otra. El segundo ha sido altamente educativo, porque el paisano que custodia la puerta se ha ofrecido a resolver todas nuestras dudas, y nos ha dado un buen repaso de historia del arte. Y con tantos lugares cargados de contenido, yo me quedo con su colorido, no solo en un sentido figurado, sino literal. Su vegetación de mil verdes, los azules ríos, la tierra roja, las piedras amarillas y grises, las cumbres blancas… De verdad, no dejéis de daros una vuelta por aquí si tenéis la oportunidad. (en Esclusa 6 del Canal de Castilla)
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