Paseín tarde-nocturno a La Presa del Gasco, o “de cómo a veces no queda más remedio que dejar las cosas sin terminar”. A veces se te mete un proyecto en la cabeza, lo arrancas… pero nada, no hay manera. Y son variadas las circunstancias, pero la conclusión es la misma: pues va a ser que no. Esto les pasó a los ingenieros de esta presa, con una interesante historia. Construida en el S. XVIII, no llegó a terminarse porque una tormenta la derribó, y así se quedó, para recordarnos que a veces las cosas no salen como planeamos. Y a veces es para bien, porque dicen que de no haber sido por la tormenta, podía haberse venido abajo con todos los pobres presos trabajando en ella. Y es que al parecer estaba mal proyectada, y ya no hubo dinero para retomar el proyecto, que era parte del Canal de Guadarrama, primo hermano del inacabado Canal de Castilla. La importancia de arrancar un proyecto con dos conceptos bien atados: la financiación y la planificación. Si una falla, estás tirando la otra a la basura y por lo tanto el proyecto entero. Con los años he aprendido que esto es así. Y que a veces te la juegas, porque hay otras razones que te mueven, como la sola motivación de llevarlo a cabo, pero no siempre se puede llegar a un fin a base de echarle ganas. Planificación. A los ingenieros de Carlos III les faltó planificación. Luego habrá proyectos que lleves a cabo, con un fin más o menos cercano al que se proyectó… Ahí ya entra tu propia autoexigencia, creo yo. Nosotros nos pusimos como fin llegar hasta la presa, y llegamos. Al menos este proyecto no quedó a medias. Otros pocos de estos últimos 10 años no han corrido la misma suerte. Pero de éstos también se aprende. Muchísimo además. La verdad es que no se si les pasó lo mismo a los ingenieros de esta presa. Lo único que sé es que dejaron una curiosa estampa que merece la pena visitar. (en Presa Del Gasco)
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