La última puesta de sol en la sierra palentina para este verano. Los tonos rojizos que dan al día una dulce despedida hasta el día siguiente, cuando volverá a salir el sol, lo único seguro de ésta extraña existencia nuestra. Y esa siguiente puesta de sol ya no será la misma, no seremos las mismas personas, no estaremos las mismas personas… Pero el sol saldrá igual, ajeno a nuestro devenir. Y al terminar el día volverá a teñir todo de ese color rojizo que lo llena todo de vida. Creo que deberíamos darle más importancia a los atardeceres, y a los amaneceres también. Porque cada uno es distinto, único e irrepetible. No volverá a suceder jamás igual, aunque se repita cada día. Y nunca se sabe cuándo podrás echar de menos ese atardecer que no volverá. Me apunto para este curso que arranca: disfrutar de cada atardecer, amanecer, cada momento, porque puede que se me escape entre los dedos cuando lo quiera retener. Mejor disfrutarlo mientras sucede. Mañana no seremos las mismas personas y puede que no lo pueda disfrutar igual. (en Pomar de Valdivia, Spain)
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